sábado, 1 de marzo de 2014

El realismo de la realeza del rey

Propongo una hipótesis según la cual, la pobreza está fuertemente vinculada a la pérdida de realidad, al excesivo idealismo y a la delirante espiritualidad.

Imaginemos un gran palacio, rodeado de muros muy elevados, como los que tienen las cárceles, pero destinados a que nadie entre, en vez de estar destinados, como en las cárceles, a evitar que alguien salga.

De más está decir que esta situación ocurre así porque dentro del palacio todos viven mejor que afuera de los muros, mientras que dentro de la cárcel todos viven peor que adentro de los muros.

Uno de los sentimientos que impulsa ingresar o egresar, según los casos mencionados, es la envidia. Los que están afuera del palacio envidian a los que están adentro y quieren entrar, mientras que los que están adentro de la cárcel envidian a los que están afuera y quiere fugarse.

Como toda regla general, existen excepciones: algunos que lograron ser aceptados para vivir en el palacio finalmente desistieron y prefirieron volver a vivir con el pueblo, así como algunos que lograron pagar la deuda con la sociedad y fueron aceptados por esta en calidad de ex-convictos, luego reincidieron en la actividad delictiva e ingresaron nuevamente a la cárcel.

Si logramos comunicarnos en este planteo, casi gráfico, del palacio y la cárcel, pasaré a compartir un comentario para que usted lo juzgue con su criterio personal.

En el palacio vive un rey con su corte, compuesta por familiares, colaboradores, auxiliares, artistas, asesores y algunos inútiles pero simpáticos.

Todo lo que concierna al rey merece el nombre de «realeza» y decimos que algo es «real» cuando proviene del rey.

«Realeza» y «realidad» significan cosas muy similares. Quizá, en su origen, los hispanoparlantes quisieron creer que las ideas del rey siempre eran buenas porque estaban inspiradas en la realidad.

Es posible pensar que en ese mundo inconsciente que nos gobierna, tan determinado por fenómenos lingüísticos, (como son el significado de las palabras, pero también por su etimología y hasta por las proximidades fonéticas), hayamos intuidos que la riqueza, el confort, el bienestar, la calidad de vida, están del lado de la realidad, mientras que la pobreza, la incomodidad y demás inconvenientes derivados de la escasez de recursos materiales, están fuera del castillo, alejados de la realeza y de la realidad.

En suma: es probable que la pobreza sea un fenómeno vinculado con el idealismo, con el alejamiento de la realidad material.

Es probable también, que los clérigos de más alto rango se alojen dentro del palacio porque a esa investidura la lograron asumiendo más realismo que los sacerdotes más idealistas.

(Este es el Artículo Nº 2.127)


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