Somos fuertes si somos útiles y somos débiles si
somos inútiles.
El narcisismo es la creencia
según la cual los demás nos aman con la misma ciega pasión con que nos amamos a
nosotros mismos.
Es una suposición muy dulce, tierna,
amorosa, placentera, equivocadísima. No es cierto que los demás nos amen tanto
como nosotros mismos nos amamos. Más aun: los demás, en el mejor de los casos,
son indiferentes; en el peor de los casos nos odian, nos envidian, nos celan,
desearían destruirnos.
Así de confusas son nuestras
relaciones con los demás: con nuestros padres, hermanos, tíos, primos, cónyuge,
compañeros de trabajo, jefes, gobernantes, vecinos, conocidos, desconocidos.
Para ganarnos el pan tenemos
que dar algo a cambio. Es decir, excepto mamá y papá, que están instintivamente
obligados a cuidarnos, todos los demás no están preocupados por si estamos
bien, regular o mal.
Por lo tanto, nos ganamos el
pan porque le damos a nuestro empleador algo que para él es útil.
A veces el discurso socialista
o comunista es lo suficientemente ambivalente como para dejarnos creer que los
capitalistas o el estado tienen que preocuparse por nuestro bienestar. Eso es
falso: solo estamos protegidos por nosotros mismos y los demás nos ayudarán en
la medida que nuestra existencia les resulte rentable, beneficiosa, divertida,
digna de ser cuidada para que ellos (quienes nos ayuden), no se pierdan las
ventajas de que sigamos existiendo.
Como vemos: nosotros nos
amamos (narcisismo) porque estamos interesados en seguir viviendo (instinto de
conservación) y alguien más puede amarnos en la medida que también tenga algún
interés, beneficio, conveniencia.
Los trabajadores tienen fuerza
siempre y cuando sean útiles para los empleadores. Si los trabajadores no
fueran ventajosos para los empleadores no tendrían la potestad de presionarlos
amenazándolos con dejar de trabajar (huelga).
En suma: cuantos mayores sean las ganancias
que recibe nuestro empleador de nuestra producción, mayor será la fuerza que
ejerceremos sobre él, amenazándolo con dejar de producir si no mejora las
condiciones laborales.
Somos fuertes si somos útiles
y somos débiles si somos inútiles.
(Este es el Artículo Nº 2.201)
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