jueves, 3 de abril de 2014

Otra forma de interpretar la Revolución Cubana


Quizá la Revolución Cubana admite otra interpretación diferente.

Antes de la Revolución, Cuba era un país tropical como cualquier otro, es decir, muy rico en alimentos, donde comer era tan fácil que los pobladores no podían desarrollarse superando dificultades, desafíos, escaseces que les exigieran esfuerzos físicos e intelectuales (1).

Como esa abundancia es dañina para el mejor crecimiento de los humanos, existían personas que acumulaban grandes cantidades de riqueza, porque espontáneamente, cuando estamos en un territorio demasiado generoso, unos pocos retiran la riqueza excesiva y nos dejan con lo mínimo para tener que esforzarnos para sobrevivir. Los ricos son eso: humanos que retiran la abundancia dañina, dejando a la mayoría con las condiciones de vida que tendrían en un territorio cuyas carencias exigieran esos esfuerzos que necesitamos hacer para desarrollar todas nuestras potencialidades.

La manera tradicional de adaptarnos a un territorio rico genera fuertes conflictos sociales, (entre explotadores ricos y explotados pobres); los pobres envidian a los ricos recolectores de excesos tóxicos, y en vez de luchar para conseguir lo que necesitan se dedican a odiarlos enceguecidos.

Todo es propicio para que surja un cambio: la Revolución Cubana exterminó a los ricos, instaló un gobierno que monopolizó el rol de extraer la riqueza tóxica y organizó la vida de los pobladores para que todos se sintieran iguales, sin envidia, con un Estado fuerte y rico que administra esos recursos excedentarios, que también fueron retirados del acceso público para que el pueblo pudiera contar con la escasez necesaria, pero sin enemistarse con nadie, sin padecer la envidia que antes sentía hacia los ricos explotadores.

Este experimento solo podía hacerse en una isla, donde fuera posible controlar las fugas de quienes no querían soportar la carencia que los haría crecer como individuos. Además, solo podía hacerse con un Fidel Castro, cuyo carisma permitió instalar este régimen que beneficia al ser humano. Estatizó la concentración de la riqueza excedentaria, la tóxica, la abundancia que les impedía desarrollar todos sus talentos.







(Este es el Artículo Nº 2.153)


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