La plutofobia es el miedo a la riqueza y la plutofilia, es el amor a la riqueza.
Esto es así porque Pluto era el dios de la agricultura y la riqueza en la mitología griega.
Cuenta esa leyenda que el jefe de los dioses del Olimpo (Zeus), le quitó la vista para que no pudiera elegir a quien beneficiar.
Quitarle la vista al pobre dios de la riqueza, fue la mejor idea que se le ocurrió a Zeus para propiciar lo que aún hoy, no hemos logrado: la distribución equitativa de los bienes del planeta.
Sin embargo, otra versión dice que Zeus, tan envidioso y celoso como si fuera un ser humano, cegó a Pluto porque este tenía más devotos que él.
En la versión del comediante Aristófanes (Pluto, 388 a.C.), se agrega un giro dramático en la historia.
Un piadoso agricultor (Crémilo), condolido por la carencia de Pluto, trató de que este recuperara la vista con un sanador de su confianza.
Cuando Penia (la diosa de la pobreza), se enteró de esto, trató de disuadir al agricultor.
Ella, preocupada porque si todos enriquecían, sería expulsada de la ciudad (Atenas), argumentó que:
— la pobreza, es vivir con lo justo mientras que la miseria es vivir sin nada;
— los hombres se crían mejor en la austeridad que en la abundancia;
— los políticos pobres son honestos y los ricos corruptos.
Finalmente Crémilo logra que Pluto recupere la vista y se quede a vivir en su casa.
Impulsado por el afán de prosperidad, Zeus bajó del Olimpo y también se alojó con el piadoso y enriquecido agricultor.
La comedia termina con todo el pueblo saliendo en procesión, cantando y bailando alegremente.
A pesar de los 25 siglos transcurridos, la obra exhibe situaciones que continúan vigentes … y Penia logró quedarse.
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